Tuesday, March 8, 2011

The space of public appearance

Después de desviarme del camino para ir al deli asqueroso en Mott entre Prince y Spring, el hindú me dice que ya no venden lotería. Desanimado, salgo y doblo la esquina y como siempre pasa, no se puede dejar de entrar a McNally a lo usual. Ver libros, leer artículos de revistas al random, consumir imágenes, apuntar ISBNs para agregarlos al wishlist de Amazon para cuando se consigan usados a $2.73+S/H, o para cuando aparezcan medio jeteados en Strand.

Como siempre, me quedé sabrá Judas cuánto rato, pero esta vez invertí la plata de la lotería en un latte que le quedó medio rechinado al negro hipster del mostrador. Se suponía que este iba a ser un mandado corto, pero pasó lo que siempre pasa cuando se me atraviesa una librería. Hora de irse: abro la primera puerta en dirección hacia afuera y la visión periférica percibe los Onions y los Village Voices medio desordenados, en el espacio pequeñito que hay entre la primera puerta y la segunda, esa cámara de descompresión para chequear que el traje espacial no tenga fugas antes de lanzarse uno al invierno.

Un flash me obliga a volver a ver, ese mecanismo del double take que detecta faltas de ortografía o pómulos natalieportman. "Kenneth Frampton" (???). Ja, seguro me lo imaginé. Pues no, escrito en letras de molde en una portada de periodiquillo gratis, estaba el Ken.


Por dicha andaba una bolsa para echar el periódico porque el necio wintry mix no paraba de caer. Salí, di vuelta en la esquina, al verlos en la ventana pensé por un momento en lo angustiante que sería andar en la calle hoy con zapatos de los que vende Etiqueta Negra, pero que tampoco me molestaría tener esa clase de problemas. En todo caso ya no había riesgo de pegar 88 millones, así que no valía la pena preocuparse. Bajé las gradas y tomé el anaranjado en Broadway-Lafayette.


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